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Que la antorcha del multilateralismo ilumine el camino de la humanidad

Que la antorcha del multilateralismo ilumine el camino de la humanidad

Intervención especial de S. E. Xi Jinping Presidente de la República Popular China en el Encuentro Virtual del Foro Económico Mundial de la Agenda de Davos Beijing, 25 de enero de 2021.

Estimado Profesor Klaus Schwab,

Señoras y señores, amigos todos:

El año pasado fue marcado por la sorpresiva pandemia de COVID-19. La salud pública global se enfrentó a severas amenazas y la economía mundial cayó en una profunda recesión. La humanidad se encontró con una crisis de múltiples dimensiones poco vista en su historia.

En el año pasado, con gran valentía y determinación, los pueblos de los diversos países libramos una lucha sin cuartel contra el virus, y bajo la guía de la ciencia, la razón y el espíritu humanitario, hemos conquistado los avances iniciales en esta lucha. Ahora que la pandemia está lejos de llegar a su fin, y los recientes rebrotes nos exigen proseguir los esfuerzos. Sin embargo, estamos convencidos de que la primavera llegará después del gélido invierno y el albor iluminará el cielo tras una noche oscura. La humanidad está destinada a vencer el virus y renacer con mayor fortaleza de la pugna contra esta calamidad.

Señoras y señores, amigos todos:

La historia siempre sigue adelante y el mundo nunca podrá regresar al pasado. El futuro del mundo depende de cada decisión y acción que tomamos hoy. En este sentido, debemos dar solución a las 4 principales asignaturas pendientes de nuestra era.

Primera, fortalecer la coordinación de políticas macroeconómicas para promover juntos el crecimiento vigoroso, sostenible, equilibrado e inclusivo de la economía mundial. La humanidad está atravesando la mayor recesión económica desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Por primera vez los principales bloques económicos sufren sin excepción graves impactos, las cadenas industriales y de suministro globales afrontan obstáculos, y las actividades económico-comerciales están en depresión. Aunque los países han lanzado medidas de rescate valoradas en billones de dólares, la recuperación económica mundial sigue siendo muy inestable, y en sus perspectivas reina una gran incertidumbre. En este conexto, necesitamos enfocarnos en el presente, promover en paralelo el control epidemiológico y el desarrollo socioeconómico, y dar mayores incentivos  macroeconómicos para que la economía mundial salga pronto de esta crisis. Pero más aún, tenemos que pensar en el futuro, promover decididamente la remodelación, la reestructuración y la renovación de fuerzas motrices de la economía mundial, y encarrilarla en la vía de desarrollo sano, estable y de largo plazo.

Segunda, desechar los prejuicios ideológicos para tomar juntos el camino de coexistencia pacífica, beneficio mutuo y ganancia compartida. No hay dos hojas iguales en el mundo, y pasa lo mismo con las historias, culturas y sistemas sociales. Los sistemas sociales, al igual que las historias y culturas, ostentan características propias, y ninguno es superior a otros. La clave estriba en su capacidad de adaptarse a las realidades nacionales, de ganarse el apoyo del pueblo, de traer la estabilidad política, el progreso social y la mejora del bienestar, y de contribuir al progreso de toda la humanidad. Como carácter inherente de la civilización humana, esta heterogeneidad entre culturas y sistemas sociales ya existía en tiempos antiguos. La civilización humana no hubiera existido sin la diversidad, que es una realidad perdurable. La diferencia en sí misma no da miedo alguno, pero sí lo hacen la arrogancia, los prejuicios y el odio, y aquellos que pretenden discriminar a otras civilizaciones e imponer culturas y sistemas sociales propios. A base del respeto mutuo y la búsqueda de puntos comunes más allá de las diferencias, los diversos países deben convivir en paz, fomentar los intercambios entre sí e inyectar una fuerza motriz para el desarrollo y el progreso de la civilización humana.

Tercera, superar la brecha entre los países desarrollados y los en vías de desarrollo para impulsar juntos el desarrollo y la prosperidad. Actualmente, la inequidad es cada vez más acuciante, la brecha norte-sur sigue pendiente, y la causa del desarrollo sostenible encara severos desafíos. En plena pandemia, la recuperación económica varía mucho de un país a otro y la brecha entre el norte y el sur corre el riesgo de ampliarse e incluso perpetuarse. Los numerosos países en desarrollo en general esperan acceder a más recursos y un mayor espacio para su desarrollo, y reclaman una mayor representatividad y voz en la gobernanza económica global. Un mejor desarrollo de los países en desarrollo ofrecerá una base más sólida para la prosperidad y la estabilidad del mundo entero, beneficiando al mismo tiempo a los países desarrollados. La comunidad internacional debe adoptar una visión largoplacista y cumplir sus promesas, para brindar apoyo necesario a los países en desarrollo y garantizar sus derechos e intereses legítimos al respecto, en fomento de la igualdad de derechos, oportunidades y normas, de modo que todos los pueblos puedan beneficiarse del desarrollo.

Cuarta, enfrentarnos juntos a los desafíos globales, en aras de crear juntos un futuro promisorio de la humanidad. En era de la globalización económica, las emergencias de salud pública como COVID-19 pueden volver a ocurrir y tenemos que reforzar urgentemente la gobernanza global de salud pública. Como la Tierra es nuestro único hogar, tenemos que redoblar los esfuerzos por hacer frente al cambio climático y promover el desarrollo sostenible, porque esto afecta al futuro del ser humano. Ninguno de los problemas globales se puede resolver por un país de forma individual, y la única solución radica en la acción global, la respuesta global y la cooperación global.

Señoras y señores, amigos todos:

Frente a los intrincados y complejos problemas del mundo, el camino correcto es defender y practicar el multilateralismo y promover la construcción de la comunidad de futuro compartido de la humanidad.

Insistir en la apertura y la inclusión, en lugar del enclaustramiento y la exclusión. La esencia del multilateralismo consiste en que los asuntos del mundo deben abordarse mediante consultas entre todos y el destino del mundo lo deciden entre todos los países. Aquellos que crean pequeños círculos excluyentes, provocan la supuesta nueva guerra fría, excluyen, amenazan o intimidan a los demás, e incluso acuden arbitrariamente al desacoplamiento, al corte de suministros y a las sanciones en aras de separación y aislamiento artificiales, solo traen al mundo la división y la confrontación. Un mundo dividido no es capaz de afrontar a los retos comunes de la humanidad, y la confrontación solo nos conduce a un callejón sin salida. En este aspecto, los seres humanos hemos pagado dolorosos costos. Teniendo presentes las lecciones no tan remotas, jamás podemos regresar a ese camino obsoleto.

Debemos guiarnos con el concepto de la comunidad de futuro compartido de la humanidad, persistir en los valores comunes de la humanidad de la paz, el desarrollo, la equidad, la justicia, la democracia y la libertad, desechar los prejuicios ideológicos y hacer todo lo posible para que los mecanismos, las ideas y las políticas de cooperación sean más abiertos e incluyentes, con vistas a salvaguardar la paz y la estabilidad mundiales. Debemos construir una economía mundial abierta, defender firmemente el sistema multilateral de comercio, no aplicar estándares, reglas y sistemas discriminatorios y exclusivos, ni levantar muros y barreras en detrimento del comercio, las inversiones y las tecnologías. Hay que consolidar la posición del G20 como la principal plataforma de la gobernanza económica global, estrechar la coordinación de políticas macroeconómicas, mantener estables y fluidas las cadenas globales de producción y suministro, asegurar el funcionamiento sano del sistema financiero global, impulsar las reformas estructurales y aumentar la demanda mundial general, con el fin de promover el desarrollo de mayor calidad y resiliencia de la economía mundial.

Insistir en respetar las leyes y reglas internacionales, en lugar de la supremacía y el egoísmo. Un sabio de la antigua China dijo que el imperio de la ley es el comienzo de la buena gobernanza. La gobernanza internacional debe basarse en las reglas y consensos alcanzados entre todos los países, en vez de obedecer las órdenes dictadas por uno o un puñado de países. La Carta de la ONU es la norma básica reconocida ampliamente para regular el relacionamiento internacional. Sin estas reglas internacionales elaboradas entre todos y respetadas por todos, el mundo terminaría siendo otra víctima de la ley de la selva, y los seres humanos sufriríamos resultados desastrosos.

Debemos actuar con estricto apego a la legalidad internacional, y salvaguardar invariablemente el sistema internacional centrado en la ONU y el orden internacional basado en el derecho internacional. Las instituciones multilaterales constituyen las plataformas para practicar el multilateralismo y el marco básico para defenderlo, y su autoridad y eficacia han de ser debidamente defendidas. Las relaciones entre distintos países deben ser coordinadas y reguladas a través de los sistemas y las reglas vigentes, en vez de quedar a merced de la voluntad de aquellos que tengan el brazo más musculoso o el puño más grande. Nos oponemos al atropello a los débiles por los poderosos, y practicar el unilateralismo con el disfraz del multilateralismo. Hay que insistir en los principios y las reglas, que una vez establecidos deben ser respetados efectivamente por todos. El multilateralismo selectivo no debe ser la opción para ninguno de nosotros.  

Insistir en las consultas y la colaboración, en lugar del conflicto y la confrontación. Las diferencias en historias, culturas y sistemas sociales entre distintos países no son excusas para justificar la confrontación, sino fuentes para la cooperación. Debemos respetar y aceptar estas diferencias, no intervenir en los asuntos internos de otros países y resolver las discrepancias mediante consultas y diálogos. Tanto la historia como la realidad nos han enseñado una y otra vez que, hoy día, aquellos que se desvían hacia la confrontación o provocan guerras, sea fría o caliente, sea comercial o tecnológica, acabarán perjudicando los intereses generales de los países y el bienestar común de los pueblos.

Necesitamos desechar los conceptos anacrónicos como la mentalidad de la guerra fría y el juego de suma cero, apostar por el respeto y la comprensión mutuos y fortalecer la confianza mutua política por medio de comunicaciones estratégicas. Debemos adherirnos firmemente a la concepción de cooperación en pos del beneficio mutuo y la ganancia compartida, abandonar las políticas egoístas de buscar beneficios propios a costa de los vecinos y las prácticas unilaterales de mantener para sí mismo todas las ventajas de desarrollo, con miras a garantizar el derecho a desarrollo en pie de igualdad de todos los países y promover el desarrollo y la prosperidad compartida. Abogamos por la competencia justa y equitativa como una carrera en que todos corren por la excelencia, y no como una lucha de gladiadores en que unos matan a otros para sobrevivir.

Insistir en avanzar con los tiempos en vez de rechazar cambios. El mundo está experimentando cambios nunca vistos en una centuria. Esta es una era de grandes progresos y de grandes transformaciones. Para defender el multilateralismo en el Siglo XXI, debemos mantener sus buenas tradiciones, adoptar una nueva perspectiva y mirar hacia el futuro. Necesitamos conservar sus valores esenciales y principios fundamentales al tiempo de adaptarlo al devenir de la situación internacional. Hemos de reformar y perfeccionar el sistema de gobernanza global realizando consultas amplias por sumar consensos para responder a los desafíos globales.

Necesitamos apoyar la OMS en jugar su debido papel, construir una comunidad global de salud para todos. Vamos a promover la reforma de la OMC y el sistema financiero y monetario internacional, con vistas a fomentar el crecimiento económico mundial y garantizar los derechos, intereses y oportunidades de desarrollo de los países en desarrollo. En la elaboración de las reglas sobre la gobernanza digital global, nuestra orientación política debe centrarse en el pueblo y cimentarse sobre los hechos. Hemos de implementar el Acuerdo de París sobre el cambio climático para fomentar el desarrollo verde. Hemos de priorizar el desarrollo e implementar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, de tal modo que todos los países, sobre todo los en desarrollo puedan gozar de los beneficios del desarrollo global.

Señoras y señores, amigos todos:

Tras una prolongada y ardua lucha de todo el pueblo chino, China ya está por culminar cabalmente la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada. Hemos conquistado logros históricos en la lucha decisiva contra la pobreza y emprendido la nueva marcha de la construcción integral de un país socialista moderno. Vamos a adaptarnos a la nueva etapa de desarrollo, llevar a la práctica las nuevas concepciones de desarrollo y forjar un nuevo paradigma de desarrollo en el que la circulación doméstica es el pilar y las circulaciones doméstica e internacional se refuerzan mutuamente. Vamos a trabajar con otros países para construir un mundo abierto, inclusivo, limpio, hermoso, de paz duradera, seguridad universal y prosperidad compartida.

China seguirá participando activamente en la cooperación antiepidémica internacional. La lucha contra COVID-19 es la tarea más apremiante de la comunidad internacional. Esto es tanto un requisito básico por poner la vida del pueblo por encima de todo como la precondición básica para estabilizar y reactivar la economía. Hemos de profundizar la unidad y la cooperación, compartir con mayor agilidad la información, y reforzar la coordinación en las medidas restrictivas, con vistas a ganar la batalla global contra el virus. Hemos de fortalecer especialmente la cooperación en la investigación, el desarrollo, la producción y la distribución de las vacunas para que sean bienes públicos globales accesibles y asequibles para todos los pueblos. China ya ha ofrecido asistencia antiepidémica a más de 150 países y 13 organizaciones internacionales. Hemos enviado 36 grupos de expertos médicos a los países en necesidad. Apoyamos y tomamos activa parte en la cooperación internacional en vacunas. China seguirá compartiendo nuestras experiencias provechosas sobre el control antiepidémico con los demás países del mundo, dando ayuda dentro de nuestro alcance a los países y regiones vulnerables, y trabajando por una mayor accesibilidad y asequibilidad de las vacunas en los países en desarrollo, para aportar nuestra contribución al pronto y definitivo triunfo de la lucha global contra COVID-19.

China seguirá la estrategia de apertura orientada al beneficio mutuo y la ganancia compartida. La globalización económica es el requisito objetivo del desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad y el resultado natural del avance científico-tecnológico. La desglobalización, el enclaustramiento y el desacoplamiento so pretexto de COVID-19 no corresponden a los intereses de ninguna de las partes. Como partidaria de la globalización económica desde siempre, China seguirá sin variación nuestra política fundamental de apertura al exterior. China va a seguir promoviendo la liberalización y la facilitación del comercio y las inversiones, manteniendo fluidas y estables las cadenas globales industriales y de suministro, e impulsando la construcción conjunta de la Franja y la Ruta de alta calidad. China fomentará la apertura en los ámbitos institucionales de las reglas, las regulaciones, las gestiones y los estándares, entre otros, para propiciar un clima de negocios orientado al mercado, regido por las leyes y a la altura del estándar internacional, aprovechar nuestras ventajas de mega mercado y gran potencial de la demanda doméstica, proporcionar más oportunidades de cooperación para otros países e inyectar mayor dinamismo a la recuperación y el crecimiento de la economía mundial.

China seguirá promoviendo el desarrollo sostenible. En cabal cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU, China redoblará esfuerzos para llevar a cabo la construcción ecológica y acelerará el reajuste y la optimización de la estructura industrial y energética, abogando por un modelo de vida y producción verde y bajo en carbono. Para cumplir con las metas chinas, tal como he planteado, de alcanzar la cima de emisión de dióxido de carbono antes de 2030 y la neutralidad de carbono ante de 2060, necesitamos hacer esfuerzos sumamente arduos. A nuestro juicio, todo lo que sea favorable para la humanidad, China tiene la responsabilidad ineludible de llevarlo a buen puerto. China está elaborando planes de acciones y ha empezado a tomar medidas concretas para garantizar el cumplimiento de las metas establecidas. A través de estas acciones concretas, estamos aportando contribuciones chinas al multilateralismo, a la protección de nuestro hogar común y al desarrollo sostenible de los seres humanos.

China seguirá fomentando la innovación científico-tecnológica. La innovación científica y tecnológica ofrece un importante motor para el desarrollo de la sociedad humana, un arma poderosa para enfrentar los desafíos globales, y un camino insoslayable hacia el nuevo paradigma de desarrollo de alta calidad de China. Por lo tanto, redoblaremos esfuerzos por invertir en el desarrollo científico-tecnológico, construir el sistema de innovación, convertir los avances tecnológicos en fuerzas productivas reales y proteger la propiedad intelectual, con miras a lograr un crecimiento de calidad propulsado por la innovación. Los frutos científico-tecnológicos no pueden ser manipulados como instrumentos para restringir o contener el desarrollo de otros países, más bien deben beneficiar a todos los pueblos. China fomentará los intercambios y la cooperación internacionales en esta materia con una mentalidad y medidas más abiertas, para crear junto con los demás países un entorno científico-tecnológico abierto, equitativo, justo y no discriminatorio, propicio para la reciprocidad y las ganancias compartidas.

China seguirá promoviendo el nuevo tipo de relaciones internacionales. La lógica de yo gano, tu pierdes, y quien gane se lo lleva todo no encaja en nuestro modus vivendi. Con firme adhesión a la política exterior independiente y de paz, China apuesta por subsanar las divergencias con diálogos y resolver las disputas mediante negociaciones, y desarrolla relaciones de amistad y cooperación con los otros países a base de respeto mutuo, igualdad y beneficio mutuo. Siendo uno de los países en desarrollo, China seguirá profundizando la cooperación Sur-Sur, haciendo así aportes a la eliminación de la pobreza, el alivio a la presión sobre la deuda y el crecimiento económico. China participará de manera más activa en la gobernanza económica global, para llevarla hacia un rumbo más abierto, inclusivo, de beneficio generalizado, equilibrado y de ganancia compartida.

Señoras y señores, amigos todos:

La humanidad tiene una sola Tierra y un futuro compartido. Sea para enfrentar la crisis actual, sea para crear un futuro hermoso, necesitamos mantener la unidad y fomentar la cooperación. Las prácticas nos han enseñado una y otra vez que están condenados al fracaso aquellos que busquen beneficio propio a expensas de los vecinos, que actúen por cuenta propia y que caigan en aislamiento arrogante. Que trabajemos de la mano para iluminar, con el multilateralismo como antorcha, el camino de avance hacia la comunidad de futuro compartido de la humanidad.

Gracias a todos.

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