La mujer, China y la batalla contra la superpoblación
En tres años China perderá un primer lugar del que dudo se haya sentido orgullosa, ser el país más poblado del mundo. Según el último informe de las Naciones Unidas, en 2027 India será el país más populoso, acabando milenios de preminencia china. Detrás de esta entrega del testigo demográfico estuvo una estrategia de transformación de China con dos pilares igual de importantes: la urbanización y el rol social de la mujer.
China ha sido el país más poblado del mundo en cualquier momento de la historia.
Retrospectivas demográficas basadas en la premisa de que cada ser humano actualmente vivo tiene entre 35 a 40 ancestros para ubicarnos en el año 1000, dicen que en el mundo había 280 millones de personas, 80 de ellas en los dominios de la dinastía Song del Norte, el 28%. La relación persistió hasta llegar al 35% en el siglo XIX. Cuando Mao tomó el poder en 1949 la población china representaba el 22%, con 541 millones de personas en un mundo con 2.500 millones.
Según la ONU desde 2030 China dejará de crecer en población y empezará a bajar hasta que en 2100 vuelva a los 1.000 millones de habitantes.
Hasta 1979 no fue evidente la necesidad de controlar la población y aunque había análisis sobre la “capacidad de carga” del país, no se tradujo en una política pública.
Existe la versión no acreditada de que a mediados de los 1960s Mao vinculaba el tamaño de la población a la defensa nacional frente a una guerra nuclear bilateral contra China, por la Unión Soviética y Estados Unidos (si mueren 300 millones quedamos 300 millones se dice que afirmó), pero no es una historia verificable, aunque el periodista norteamericano Edgar Snow la refiere un par de veces.
Con el liderazgo de Deng Xiaoping desde 1979 se empezó a trabajar sobre el control natal como política nacional, fijando como metas bajar unos índices (crecimiento neto, fertilidad, reproductibilidad, nacimientos vivos, hijos por mujer) y subir otros (intervalos intergestacionales, edad promedio de primera preñez, promedio de edad de matrimonio) por su clara asociación con el control natal y lo dijo en términos categóricos: este es el asunto más importante de China en cualquier orden, económico, político o ecológico; el desarrollo integral de China era imposible con las tasas recogidas hasta 1979; y, está ligado al éxito o fracaso de China como nación.
Lo decisivo del asunto se confirmó cuando el 25 de septiembre de 1980 el Comité Central del Partido Comunista envió una carta a sus afiliados y de la Liga de la Juventud Comunista llamando a asumir el liderazgo de lo que se conocía como la “política del hijo único”, con una señal de alarma: en 40 años (2020) China podría tener 1.500 millones de habitantes.
Encarar el reto en 1979 requería un sólido consenso nacional y debía implementarse en un país con una ruralidad prevalente en la que los mensajes modernizantes del Partido Comunista en torno a la mujer y la familia se recibían con cautela entre el campesinado y el gobierno aún necesitaba para cosas como la seguridad social de los mayores, de estructuras de modelos familiares tradicionales de muchos hijos, como “tres generaciones bajo el mismo techo es felicidad”, en la que se enraizó la responsabilidad de los hijos por el bienestar de los padres en la vejez, que en realidad era el sustituto de un sistema de protección social aún en formación.
Además la política se implementó en una población más saludable, en la que entraban en etapa reproductiva los nacidos después de la revolución, entre 1949 y 1965, en neto, 200 millones de personas.
En el modelo tradicional la mujer debía tener hijos pronto y los matrimonios se acordaban desde la cuna, para su consumación con los primeros signos de pubertad. En la familia tradicional patrilineal tener hijas era un riesgo porque literalmente se integraban a la familia de su esposo con el matrimonio. Un hijo por familia, sin importar que fuera niña o niño, cambiaba el paradigma milenario.
El éxito del control natal no podía depender de métodos compulsivos sino de una transformación social y económica. A la vez que el Estado puso a disposición de los chinos todo tipo de métodos de control natal, desde los preventivos hasta los quirúrgicos como el aborto y la esterilización, puso en marcha dos procesos que de la mano transformaron el país y permitieron lograr el objetivo de bajar las tasas de crecimiento de la población a un punto de no retorno, pues en 2050 la población china se reducirá en 32 millones de personas y no se prevé tocar el botón de pánico de los 1.500 millones.
Según las Naciones Unidas desde 2030 China dejará de crecer en población y empezará a bajar hasta que en 2100 vuelva a los 1.000 millones.
Las transformaciones claves fueron la urbanización que pasó del 11% al 59% entre 1949 y 2018 y el rol de la mujer. Las mujeres chinas, tomaron las riendas de su destino, a casarse con quien y cuando querían, a estudiar, engancharse laboralmente y crear empresas independientes, a ser protagonistas en los deportes. El gobierno las apoyaba, promovía los iconos sociales de éxito de las mujeres mucho más que a los hombres y en toda China los carteles de propaganda de lo que fuera, desde comprar una casa hasta elegir destinos de vacaciones mostraban familias nucleares con una sola hija. En ocasiones eran menos velados y decían “¡una sola hija también es felicidad!”. El resultado, la tasa de crecimiento poblacional está en el 0,57% y la política se flexibilizó en 2016.
Cuando se escriba sobre la transformación de China en 70 años desde el oprobio recibido en 1949, debe incluirse la reducción de la natalidad gracias a que las mujeres pasaron de un sistema de servilismo y humillación que incluía los pies vendados, la postración en los catres de las casas de opio y el concubinato a protagonizar la más importante política que permitió la estabilización de la población y garantizó una senda de desarrollo de China que la conduce con claridad hacia su fortalecimiento nacional en un siglo XXI lleno de riesgos en otros entornos.
Guillermo Puyana Ramos
Para: Portafolio https://www.portafolio.co/internacional/guillermo-puyana-ramos-la-mujer-china-y-la-batalla-contra-la-superpoblacion-532455